El abrazo de tango, ¿verdad o mito?
Existe la creencia de que el abrazo de tango tiene otras intenciones, que van más allá del mero baile. ¿Qué pasa por el cuerpo en esos primeros compases cuando abrazamos al otro antes de empezar a caminar juntos por la pista? ¿Qué pasa en el baile cuando ese abrazo se funde? ¿Qué ven los de afuera? el abrazo de tango, ¿verdad o mito?
La experiencia de bailar tango es intransferible, nadie puede contarnos que se siente cuando salimos a la pista y nos encontramos con ese otro para empezar a movernos abrazados. El lenguaje del tango es muy particular y solo quienes lo bailamos sabemos que el abrazo es parte indispensable para hablar este “idioma”. Los que nunca bailaron pueden asustarse la primera vez que toman una clase o van a una milonga y se tienen que abrazar con algún desconocido. Al principio se inhiben, pero una vez que comienzan a bailar, la vergüenza desaparece y este código del abrazo es moneda corriente entre los milongueros. Abrazar a un extraño parece, a primera vista raro siendo que nos criamos bajo la cultura de “no hables con desconocidos”. Pero la milonga es un juego donde esto no solo “vale” sino que es indispensable para poder ser parte de este mundo.
Abrazar a un extraño parece, a primera vista raro siendo que nos criamos bajo la cultura de “no hables con desconocidos”.
Quienes no bailan tiene el mito de que el que abraza es porque tiene otras intenciones. Bueno, no seamos inocentes, sí, algo de eso puede haber, pero también está en una oficina, en la calle o en otros contextos. Está bien, cuando uno abraza hay un contacto físico directo, que acerca los cuerpos. Pero no siempre lo que pasa a través de ese contacto tenga que ver con intenciones sexuales. Los que se dedican a la danza tienen el sentido del tacto más desarrollado, y la cabeza lo suficientemente abierta como para comprender estos nuevos lenguajes que son tan sutiles como los virtuales, donde no hay cuerpo físico presente, y sin embargo son muy poderosos para comunicarnos.
Hay que desterrar el mito de que bailar tango es “estar de levante”.
Después de investigar en las milongas sobre el abrazo y sus intenciones, cuando le pregunté a la gente por qué bailaba, la mayoría respondió que bailan para divertirse, para mejorar su baile, para conectarse con su cuerpo, por placer, para disfrutar, aprender, para desconectarse del mundo, por desafío personal. Hay que desterrar el mito de que bailar tango es “estar de levante”. Y sino que bailen!, los de afuera son de palo!
Además los milongueros sabemos que cada abrazo es único. Existe entre los que bailan un espacio particular, es ese lugar que queda entre un cuerpo y el otro. Ese espacio va creando una intimidad en un abrazo impenetrable para los que están afuera. Tampoco hay una sola forma de abrazar en el tango. Lo importante es que los bailarines puedan estar unidos y crear cierta complicidad entre los dos. Es la forma en que los cuerpos se unen y permiten la comunicación entre los sujetos que bailan. Es importante poder amoldarse al otro, ya que cada persona tiene una forma de abrazar particular y de la combinación entre los dos va a salir algo único.
En una milonga, el primer encuentro es el de la mirada, para luego reencontrarse en el abrazo, donde otros sentidos se activan. El abrazo es un espacio de mutua reciprocidad, que se comparte, se construye y se modifica en el mismo baile. Puede cambiar de forma y de contacto. Lo importante es no perder la conexión.
Tomada de:
Gasperi, Romina. "El abrazo de tango, ¿verdad o mito?". Tango Rosario.